Los misterios de Eleusis
En los misterios griegos de Eleusis, practicados en el Mediterráneo durante al menos unos 2.000 años, se iniciaba a un grupo escogido de neófitos en el grado de epóptai, «los que han visto», dirigidos por los hierofantes, llamados así porque se les consideraba «reveladores de lo sagrado». En el templo de Eleusis, el iniciado emprendía una vida nueva a modo de una resurrección, dado que los secretos de la vida y la muerte le había sido revelados a lo largo de los misterios. En estos ritos se conmemoraba el drama de Démeter, la diosa de la vida y la agricultura, en busca de su hija Perséfone, quien fue raptada por Hades, el dios de la muerte y el inframundo, para convertirla en su esposa.
En Eleusis, después de una intensa y ardua preparación, se vivía una reveladora experiencia mística tras la cual nada sería igual para el iniciado: «La Gran Noche». Esta experiencia de «La Gran Noche» estaba inducida por una papilla con propiedades visionarias llamada kikeón, probablemente elaborada a partir de algún tipo de hongo enteógeno. Si bien es cierto que todavía existen pocos estudios concluyentes al respecto, se cree que, tal y como afirman Hofmann, Wasson y Ruck en El camino a Eleusis, una solución al enigma de los misterios, el kikeón era una papilla de cereales, posiblemente cebada o centeno infectado de claviceps purpurea, el cornezuelo del centeno: un hongo parásito que contiene un potentísimo alcaloide con efectos enteógenos, la dietilamida del ácido lisérgico o LSD.
La hipótesis del hongo psicodélico
Se decía que participar en la ceremonia era una experiencia mística en la que tras ingerir el kykeón, se experimentaban: «temblores, vértigo, sudor helado, y una visión que hacía parecer todo lo antes visto como ceguera, una sensación de sorpresa y maravilla ante una brillantez que causaba un profundo silencio, pues lo que acababa de ser visto y sentido no podía comunicarse jamás; las palabras no estaban a la altura de la tarea». Todo esto resulta bastante familiar a quienes ya hayan tenido una experiencia cumbre con alguna clase de enteógeno.
Aunque Wasson, Hofmann y Ruck aportan convincentes elementos para apoyar la hipótesis de que el enteógeno en cuestión era el hongo Claviceps purpurea o el Claviceps paspaldi, esta teoría sigue siendo controvertida, pues preparaciones de kykeón hechas a partir de cebada parasitada por cornezuelo han arrojado resultados no concluyentes. En el libro The immortality key, de Brian C. Muraresku, se recogen estudios recientes sobre cómo se han obtenido evidencias arqueoquímicas sobre el uso de cornezuelo como sustancia visionaria en los ritos eleusinos.
Terence McKenna ha propuesto que los misterios giraban en torno a una variedad de hongos psilocíbicos, aunque parece haber pocas evidencias a favor de esta teoría. También se han sugerido algunos agentes enteogénicos más, como la amanita muscaria o la pegamun harmala, pero todas estas teorías carecen de pruebas consistentes.
JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO