Timothy Leary pionero de la psiconáutica
Timothy Leary fue un psicólogo y escritor estadounidense conocido por su investigación y promoción del uso de alucinógenos o psicodélicos como una herramienta para el cambio personal y la conciencia. En la década de 1960, Leary desarrolló la teoría de los «8 circuitos cerebrales», que sostenía que el cerebro humano tiene ocho sistemas de circuitos neuronales que controlan distintos aspectos del comportamiento y la conciencia. Cada uno de estos sistemas impone su propia impronta y experiencia subjetiva de la realidad. El término «circuito» se equipara a una metáfora del cerebro como hardware de computadora y al cableado del cerebro como circuito.
Según Leary, cada circuito se activa a medida que el individuo avanza en su desarrollo y evolución personal. Leary sostenía que el uso de psicodélicos podía ayudar a activar y desarrollar estos circuitos de manera más rápida y efectiva, y que esto podía conducir a una mayor comprensión y expansión de la conciencia.
Así Leary nos proporcionó un magnífico mapa para que todo psiconauta que se adentre en los espacios interiores pueda comprender la conciencia y explorar la realidad en sus diferentes niveles.
Los 8 circuitos cerebrales
Según la teoría de los 8 circuitos cerebrales de Timothy Leary, cada uno de estos circuitos se encarga de controlar distintos aspectos del comportamiento y la conciencia. Los primeros cuatro circuitos tratan sobre la vida terrestre y la supervivencia de la especie y están relacionados con el hemisferio izquierdo del cerebro. Los siguientes cuatro circuitos son post-terrestres y están vinculados al hemisferio cerebral derecho, y tratan sobre la evolución de la especie, estados alterados de conciencia, habilidades psíquicas, experiencias místicas o el estado de iluminación.
A continuación, proporciono una descripción más detallada de cada uno de estos circuitos:
1. CIRCUITO «BIOSUPERVIVENCIA»: Este circuito es el más primitivo y se encarga de las funciones básicas de supervivencia, como respirar, comer y dormir. También se encarga del instinto de reproducción y la protección del cuerpo. Este circuito habría aparecido evolutivamente en los primeros organismos biológicos hace aproximadamente 2 o 3 miles de millones de años. En los seres humanos, el circuito se activa con el nacimiento y guía la conciencia del recién nacido durante los primeros meses de vida.
2. CIRCUITO «EMOCIONAL-TERRITORIAL»: Este circuito se encarga de las emociones y el control de los impulsos. También se encarga de la formación de la personalidad y la construcción de la autoestima. El circuito emocional-territorial comienza a activarse cuando el recién nacido empieza a gatear y a caminar, separándose del cobijo materno y empezando a establecer relaciones jerárquicas y territoriales con el resto de los miembros de la familia. El infante empieza a desarrollar un centro emocional y comienza a luchar por un estatus en la vida familiar. Las personas asentadas en este circuito cerebral estarán obsesionadas con el territorio y el estatus. Percibirán la realidad como una situación de competitividad política y territorial, en constante enfrentamiento con los demás para reafirmar la propia posición e imponer su túnel-realidad.
3. CIRCUITO «SIMBÓLICO-SEMANTICO»: Este circuito supuestamente apareció primero cuando los homínidos comenzaron a diferenciarse del resto de los primates hace aproximadamente 7 u 8 millones de años, y se caracteriza por la capacidad de discurrir y razonar. El circuito simbólico-racional se activa cuando el niño empieza a formular conceptos ya complejos y a verbalizarlos por medio del lenguaje. El niño empieza a conceptualizar, a estructurar información y a expresarla por medio de símbolos, primero verbales y posteriormente gráficos. Además, el niño empieza a manipular herramientas más complejas para resolver problemas concretos y aportar soluciones prácticas. También se encarga de la creatividad, de la exploración y la confrotación con los límites. En este circuito el niño aprende a conceptualizar y compartimentar la realidad, aprendiendo y asimilando conceptos guía que dirigen su realidad, tales como “Ley”, “norma”, “pecado”, y tantos otros.
4. CIRCUITO «DOMESTICACIÓN SOCIO-SEXUAL»: Este cuarto circuito, al igual que el tercero, es plenamente humano, y empezó a establecerse con fuerza con el nacimiento de los asentamientos grupales más numerosos y de la sociedad moderna, hace aproximadamente 30.000 años. Este circuito se activa durante la edad adulta temprana y se centra en la identidad y la pertenencia a un grupo. Enfocandose en las normas y valores del grupo y de la conformidad a ellos y el cumplimiento de roles sociales. También se encarga de la comunicación y de la resolución de conflictos. Las personas asentadas en este circuito, menos numerosas que las del segundo y tercer circuito, tendrán una visión de vida en el que se dará prioridad a los conceptos de ética y de moral. Utópicos, idealistas o moralistas forman parte típicamente de este circuito, siendo un rasgo habitual el que el individuo se considere la persona de mayor autoridad moral de su grupo y psicológicamente más madura.
5. CIRCUITO «NEUROSOMÁTICO HOLÍSTICO»: El quinto circuito se activa cuando el ser humano logra superar los cuatro circuitos inferiores, y a través de un salto cualitativo, alcanza un nuevo nivel caracterizado por el enriquecimiento sensorial y la la conciencia del cuerpo o propiocepción. La experiencia de este circuito a menudo acompaña a una búsqueda hedonista marcada por un desapego de los mecanismos previamente compulsivos de los primeros cuatro circuitos.
6. CIRCUITO «NEUROGENÉTICO COLECTIVO»: Este circuito se activa durante la edad adulta tardía y se encarga de la conexión con los arquetipos universales y el simbolismo. Se activa la verdadera experiencia mística y al acceso al inconsciente colectivo. Este sexto circuito es el de los chamanes, los místicos y los yoguis. El sexto circuito activa la conciencia mística del individuo, entablando contacto con las realidades superiores y dejando en un plano más subordinado la realidad material de los circuitos inferiores.
7. CIRCUITO «META-PROGRAMADOR»: El séptimo circuito es aquel en el que la persona no sólo ha conseguido superar los circuitos inferiores e integrar su personalidad (quinto circuito), y ha entablado contacto con las esferas superiores no materiales (sexto circuito), sino que empieza a disponer de los mecanismos necesarios para cambiar su propia realidad, eliminando las viejas estructuras de su propia mente y reescribiendo en plena libertad nuevas estructuras. Este circuito se encarga de la comprensión de la interconexión de todo en el universo y de la compasión hacia los demás. También se encarga de la resolución de problemas a nivel global. Las personas que acceden a este circuito son poco comunes, es el circuito de los grandes revolucionarios espirituales, de los Bodhisattvas y de los profetas.
8. CIRCUITO «CUÁNTICO NO-LOCAL» O «META-ESPACIAL»: El octavo circuito es la cúspide del sistema. En este nivel, el cerebro consigue superar lo inmediato y lo próximo , uniéndose con lo pequeño y lo grande en la “Gran Mente Cósmica”. En este circuito se experimenta la unión con el todo, el retorno a la fuente del Tao, la experiencia de la unidad. En los circuitos inferiores, la mente siguen comportándose de una manera dual, distinguiendo entre el yo y todo lo demás. En el octavo circuito se supera esta última limitación, accediendo al último nivel de conciencia y transcendiendo cualquier dualidad: materia-espíritu, Dios-hombre, activo-pasivo, bien-mal, etc. Este circuito, según Leary, solo puede ser activado mediante el uso de potentes alucinógenos y se encarga de la comprensión de la realidad más allá de la percepción humana normal. También se encarga de la conexión con una inteligencia superior o con un plan divino. Este es el circuito del Buddha, Cristo, Lao Tse, Enoch etc.
Otros autores y los neurocircuitos
Las ideas de Leary influyeron poderosamente en la obra de Robert Anton Wilson, escritor, filósofo y activista estadounidense conocido por su trabajo en el campo de la ciencia ficción y la teoría de la conspiración. El libro de Wilson de 1983, Prometheus Rising, un trabajo en el que documenta con profundidad el modelo de conciencia de ocho circuitos de Leary.
Sin embargo, a diferencia de Leary, Wilson sostenía que estos circuitos no se activan de manera lineal a medida que el individuo avanza en su desarrollo, sino que pueden ser activados de manera simultánea y que cada persona tiene distintos niveles de desarrollo en cada uno de ellos.
Antero Alli es otro autor que desarrolló aún más la teoría de los 8 neurocircuitos o sistemas cerebrales que operan dentro del sistema nervioso humano.
Esta teoría sobre los 8 circuitos cerebrales aún no ha sido aceptada en la comunidad científica, ya que la propia ciencia al estar atorada en el cuarto circuito y no tiene la capacidad de ver y saltar a un nivel superior. Aun así, podemos ver que la teoría de los 8 neurocircuitos tiene gran semejanza con la pirámide de A. Maslow, el sistema integral de K. Wilber o a la visión de la realidad de diversas tradiciones milenarias como el sistema de chakras tántrico o el Árbol de la vida kabalista.
JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO