Soma e hinduismo
Los indoarios eran un pueblo antiguo que tenía su morada en una extensa región de Asia central. Alrededor del 2000 a.C. se dividieron en dos grupos distintos: el primero, el grupo de los indoarios, se desplazó al valle del Indo, mientras el segundo grupo constituiría los antiguos pueblos iraníes. Ambos grupos conservaron una magnífica literatura religiosa. Dichas escrituras sagradas son los libros del Rig Veda de los hidúes y el Avesta de los iraníes. Ambas obras describen rituales en los que se consumía una misteriosa planta que era considerada un dios: los hidúes lo denominaban Soma y los iraníes Haoma. El Rig Veda hindú contiene 1028 himnos pre-arios dedicados a treinta y tres deidades diferentes, entre las deidades de este complejo panteón destacan Indra, Agni y el dios Soma, símbolo de la embriaguez sagrada y considerado «el Pilar del Mundo». Concretamente todo el libro noveno del Rig Veda está dedicado a los himnos de Soma, donde se dice que este Soma es un dios que cura las terribles enfermedades que el hombre soporta, reconforta al triste, eleva el alma de la tierra al cielo haciendo que el hombre sienta a Dios en sus venas y entre en la luz: «El hombre liberado a quien protegen Indra, Brahmanaspati y Soma no perece jamás…»
Soma era un dios de naturaleza vegetal traído por Sandaharva, el águila celestial, a los mortales; al cual sacrificaban a fin de extraer su esencia sagrada y crear una bebida embriagante. El dios Soma representa la inmortalidad, la comida de sacrificio de la que se alimentan los dioses y los hombres que quieren ganar el cielo, ya que aquel que se alimenta del Soma se torna él mismo un dios, tal y como se expresa en uno de los versos del Rig Veda: «Hemos bebido el soma nos hemos tornado inmortales. Alcanzando la luz, hemos alcanzado a los dioses…»
Significativamente el dios Indra adquiría más poder al ingerir Soma. También el dios Agni era un gran consumidor de Soma, el «Agua de la Vida» que otorgaba la inmortalidad a todos los dioses, llamada también amrita (néctar): «Hemos bebido grandes tragos del brillante Soma, somos inmortales». Agni era el dios del fuego y al igual que Indra también regía sobre el rayo. Indra era un símil de Zeus que traía la lluvia a las tierras de pastos secas, era el dios de la fertilidad y se convirtió en el espíritu que fertiliza la semilla. Era un benefactor del hombre, artesano del universo, destructor de demonios y dragones. Su cielo se conoce como Swarga, y está situado en lo alto del monte Meru. A Indra se le conoce también como «el niño de oro», que se convierte en el rey de los tres mundos. Es hijo de Pritthivi, la Madre Tierra, el principio femenino, que a veces está simbolizada por una vaca, y es considerada la fuente de toda la vegetación.
Tres hipótesis de la identidad del soma
Si bien hoy en día se desconoce la identidad de la planta enteógena llamada Soma, Robert Gordon Wasson afirma en su obra Soma, The divine mushroom of inmortality que se trataba de un hongo, concretamente la amanita muscaria. Este hongo crece en las regiones norteñas en asociación con ciertas coníferas, como hayas, abedules y abetos, por lo que no es de extrañar que estos árboles precisamente sean nombrados por muchos pueblos como el Árbol Cósmico por el cual se asciende al mundo de los dioses. Sin embargo, otros investigadores como Terence McKenna sostienen que se trata más bien del hongo psilocybe, habida cuenta de que los suministros de amanita muscaria de los indoarios desaparecieron muy tempranamente en su historia, por lo que necesariamente tuvieron que utilizar otro enteógeno en la elaboración del Soma. Además, el culto a los hongos está estrechamente vinculado con el culto al ganado, ya que en sus excrementos crecen muy bien los hongos psilocibios. También el culto al hongo está estrechamente relacionado con el culto a la Diosa Madre, que la vaca simboliza perfectamente y en cuyos excrementos es habitual ver crecer a los hongos psilocibios. Finalmente, David Flattery y Martin Schwartz proponen como tercer candidato para la identidad del Soma la peganum harmala o ruda siria, todavía utilizada entre los iraníes como embriagante extático. Aunque lo cierto es que esta hipótesis no es muy considerada entre la mayoría de los investigadores.
Investigaciones recientes sobre el soma
El interrogante acerca de qué era realmente el soma quizás no se resuelva nunca, y el debate podría muy bien prolongarse indefinidamente. También se ha considerado la opción de que el soma no fuese en sí mismo una sustancia, sino una combinación de diversas plantas. Aún así, nuevas investigaciones arqueológicas podrían añadir una nueva dimensión a este debate. Se ha informado recientemente del descubrimiento en Turkmenistán de un santuario de gran tamaño datado en el II milenio a. C. En su interior se halló lo que parecía ser una sala privada con recipientes cerámicos en los que se encontraron restos de cannabis y efedra. Se ha planteado la posibilidad de que los sacerdotes de este santuario consumieran alguna bebida visionaria, como parte de sus rituales.
En 2009, excavando en una profunda cámara sepulcral en los bosques de Mongolia, una expedición ruso-mongola del Instituto de Arqueología y Etnografía, la sede siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, descubrió unos tejidos de lana bordados de más de dos milenios de antigüedad. A pesar de que el trabajo de los arqueólogos todavía no está completado, los primeros fragmentos restaurados han revelado algunos datos asombrosos. Los fragmentos del tejido hallado eran partes de una alfombra compuesta por varios paños de tejido de lana de color rojo oscuro. El tejido se fabricó en Siria o Palestina, fue bordado en el oeste de India y acabó en Mongolia. El hallazgo es poco menos que milagroso debido a su inverosimilitud.
Natalia V. Polosmak, investigadora jefe de SB RAS, escribe: “Encontrarlo 2000 años después ha sido pura casualidad; su impresionante buen estado es casi un milagro. El modo en que llegó hasta la tumba de una persona a la que no estaba destinado seguirá siendo un misterio durante mucho tiempo, si no para siempre”. El bordado muestra una antigua ceremonia zoroástrica centrada alrededor de un hongo. En el centro de la composición, a la izquierda del altar, se encuentra el rey o sacerdote, vestido con un caftán largo bordado con una abertura en la parte inferior. Está concentrado en el hongo que tiene en las manos.
Polosmak asegura que la “seta divina” se parece a la conocida especie psicoactiva Psilocybe cubensis. “La importancia de esta prueba sugiere que el soma, la antigua bebida ritual, se preparaba con setas de la familia de las strophariaceae que contiene un estimulador del sistema nervioso llamado psilocibina”.
En cualquier caso, los hallazgos arqueológicos de Mongolia podrían aportar pistas o incluso pruebas evidentes que ayuden a explicar en el futuro qué era realmente el soma. Aunque este descubrimiento sin duda apoya la tesis de Terence McKenna.
Hacia un mundo feliz con Soma®
El escritor, filósofo y psiconauta Aldous Huxley, escribió diversas obras como novelas, cuentos o ensayos criticando los roles y los convencionalismos sociales. Huxley mostró un gran interés por temas espirituales, e igualmente se interesó por las sustancias psiquedélicas, siendo considerado uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno. En una de sus novelas más conocidas, Un mundo feliz, Huxley gran conocedor de las antiguas tradiciones orientales, puso el nombre de “Soma” a la droga que tomaban los personajes de dicha novela futurista. Con el soma la utopía del bienestar se convertía en una realidad ya que quien lo tomaba sentía que sus problemas y dificultades desaparecían rápidamente sin ningún tipo de efecto secundario. Para los habitantes de Un mundo feliz, Soma era el equivalente de religión. Resulta que hace unos años la compañía Meda Pharmaceuticals patentó un relajante muscular llamado Soma. El principio activo de dicho fármaco es el carisoprodol, y aunque podría parecer la panacea contra el dolor y la ansiedad ya preconizada por Huxley, la realidad es que tiene gran cantidad de efectos secundarios y puede generar adicción. Así que por el momento la identidad del soma aún sigue velada.
JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO
Me ha agradado este artículo, muchas gracias por compartirlo y prosigue de esta forma.