EL HONGO Y LA CRUZ: LA HEREJÍA DE JOHN ALLEGRO

EL HONGO Y LA CRUZ: LA HEREJÍA DE JOHN ALLEGRO

Resulta muy interesante el hecho de que las herramientas que alteran la conciencia hayan sido vinculadas con la religión, y cabe la posibilidad de que hayan sido la causa de muchos de los orígenes religiosos, que tras haberse arraigado en la historia, prosiguieron como religiones una vez olvidados sus orígenes enteogénicos. Grandes Investigadores como Robert Graves, Gordon Wasson y Alan Watts han sugerido que la mayoría de las religiones puede que hayan surgido de estas teofanías «químicamente inducidas».

Estas investigaciones deben enmarcarse dentro de la defensa de la libertad de expresión y del derecho de los investigadores a cuestionar las creencias religiosas vigentes. Aunque existen casos de investigadores que aun pensando que la gente merecía conocer el origen real de su religión, y que ello la liberaría de sus ataduras y les induciría a pensar libremente, fueron demonizados al ser interpretados literalmente, perdiéndose el objetivo de sus investigaciones, como fue el caso de John M. Allegro.

 

JOHN ALLEGRO, EL HEREJE

John AllegroEl filólogo inglés John M. Allegro (fallecido en 1988) participó en el equipo encargado de estudiar, traducir y editar los Manuscritos del Mar Muerto. Allegro, la única persona laica de dicho equipo, entró pronto en conflicto con sus colegas todos religiosos. Tras la publicación en 1970 de su libro Sacred Mushroom and the Cross, cuya tesis principal sorprendió a todos e indignó a muchos, Allegro, consideraba el Nuevo Testamento como una hábil fusión de materiales folclóricos, míticos, mágicos e históricos. Utilizando su habilidad como filólogo comparatista, buscó los orígenes de la terminología bíblica en la lengua sumeria, lo que le llevó a una novedosa reinterpretación de muchos pasajes bíblicos y de los propios textos que tradujo de los famosos manuscritos del mar muerto.

Allegro intento demostrar que el cristianismo es en origen una religión basada en el culto de la fertilidad, cuyo rito más importante es la ingestión de un hongo enteógeno, concretamente la amanita muscaria, para entrar en comunión con Dios. Enteógeno que los esenios y otros grupos religiosos de la época se ha descubierto que utilizaban para entrar en comunión con la divinidad. Según Allegro, el personaje que los Evangelios llaman Jesús nunca tuvo existencia histórica, y es en realidad una forma de referirse en clave a la amanita muscaria. 

el hongo y la cruz - John AllegroLa publicación de este libro acabó con su carrera y Allegro, a pesar de convertirse en una figura de culto para unos pocos, cayó en el descrédito, acusado de haber abandonado el método científico para enriquecerse con una propuesta sensacionalista e inverosímil. Los ataques llegaron desde muchos frentes.
Su hija, Judith Anne Brown, ha defendido la autenticidad de las investigaciones de su padre y la solidez de sus tesis en su libro John Marco Allegro: The Maverick of the Dead Sea Scrolls
Toda esta polémica hizo que aportaciones posteriores de Allegro, como su libro de 1979 Los Manuscritos del Mar Muerto y el mito cristiano (1979) fueran recibidas con escepticismo y hostilidad. En este libro tardío, Allegro examina el tema de la luz divina y su continuidad desde la religión solar egipcia hasta los gnósticos, pasando por el Nuevo Testamento. Vuelve a defender que Jesucristo es un personaje de ficción, construido a partir del Maestro de Justicia de los esenios.

 

LOS ARQUETIPOS SE PERPETÚAN EN EL TIEMPO

Dos investigadores, Jan Irvin y Andrew Rutajit publicaron en 2006 el libro Astrotheology & Shamanism, trabajo que reivindica algunas de las tesis de Allegro y aduce en su favor nuevas evidencias de carácter iconográfico. Lo cierto es que el universo de los arquetipos, los mitos, las metáforas y las alegorías confluyen en el tiempo y el espacio. La historia, la mitología y la psique se funden en el inconsciente colectivo que nos brinda una amalgama de potencialidades simbólicas que se superponen creando un complejo sustrato o entramado simbólico. Este sustrato simbólico emerge con gran fuerza en diferentes periodos de la historia de la humanidad y, con el transcurrir del tiempo, lo mítico deja de ser tangible para volver a pertenecer al mundo interior. Por lo que este mundo invisible y arquetípico sin guía ni iniciación, es fácil que sea mal interpretado, ignorado o totalmente rechazado.

Aun así, rastreando e indagando a través de toda la historia y sus mitos, podemos encontrar infinidad de ejemplos del uso de la botánica sagrada como llaves a este mundo interno. Se puede encontrar todo un despliegue de ocultamientos y codificaciones por medio de metáforas y símbolos para que su uso no caiga en las manos equivocadas. En sus orígenes la gran mayoría de las religiones que han usado los enteógenos como comunión los empleaban únicamente en los Misterios Mayores, a los que sólo tenían acceso exclusivo un grupo de personas: los iniciados y los hierofantes.

Sabemos de algunos casos como el Soma, el Kykeón o la hierba Moly que permanecen sin identidad vegetal conocida. Afortunadamente algunos usos de otros vegetales sagrados han perdurado hasta nuestros días. Los ejemplos más cercanos para nosotros son las ceremonias de ayahuasca en la cuenca amazónica, el sacramento del peyote de los huicholes o de la Iglesia Nativa Americana, el pituri de los aborígenes australianos o la tradición mexicana que utiliza los hongos sagrados o «Carne de Dios» entre otros.
Quizás, si dejáramos de pensar de una forma tan lineal, tan literal y nos abriéramos a la metáfora y el simbolismo, podríamos descubrir grandes verdades ocultas en textos que obviamente fueron codificados para que sólo unos pocos entendieran lo que en ellos hay escrito.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

 

LIBROS SOBRE LA AMANITA MUSCARIA

Fly Agaric. A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration

Libro: Fly Agaric: A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration
Autor: Kevin M Feeney

Precio: 69,35 €

El Hongo y la genesis de las culturas

Libro: El hongo y la genesis de las culturas
Autor: Josep Maria Fericgla

Precio: 17,10 €

 

 

Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno

Libro: Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno
Autor: Giorgio Samorini

Precio: 12,11 €

 

 

AMANITA MUSCARIA, EL ABRIDOR DEL TERCER OJO

AMANITA MUSCARIA, EL ABRIDOR DEL TERCER OJO

El hongo amanita muscaria (matamoscas o falsa oronja) es, probablemente, el enteógeno que más ha usado el ser humano en la antigüedad. Se trata de un hongo muy extendido por todo el mundo que suele crecer al pie de abedules, hayas, robles y abetos -ya que vive en simbiosis con las raíces de estos árboles-. La variedad de Europa, Asia y América del Norte tiene un vistoso sombrero rojo cubierto de puntos blancos, mientras que en América Central y del Sur tiene un sombrero naranja o amarillo adornado con puntos amarillentos. En Siberia se han encontrado petroglifos con unos 3.000 años de antigüedad, y se sabe con certeza que en esta región se sigue empleando en la actualidad por algunos chamanes.  La amanita muscaria sigue siendo popular en ciertas partes de Rusia como remedio tópico contra los dolores de cabeza y de las articulaciones y hoy en día se puede comprar una gran variedad de cremas y ungüentos para uso doméstico.
Cada vez se encuentran más evidencias en la mitología, en relatos populares o en el folclore de muchos pueblos en donde se puede apreciar la presencia de la amanita muscaria y su profunda huella en el inconsciente colectivo y su vinculación con el mundo mágico. En Afganistán, se consume un extracto seco de amanita muscaria, que tiene el nombre de tshashm baskon (el abridor del ojo) haciendo referencia a sus cualidades visionarias al estimular la apertura del tercer ojo o glándula pineal.

 

Caleidoscopia, microspia y macrospia de la amanita muscaria

Este marcado efecto psicoactivo que la amanita muscaria ejerce sobre la glándula pineal, (tercer ojo o ajna chakra) nos muestra como este hongo es una poderosa llave hacia el mundo del inconsciente, el terreno onírico, donde habitan infinidad de seres de fantasía, resonadores arquetípicos de nuestras proyecciones psíquicas. Aunque los enteógenos no producen siempre los mismos efectos en cada individuo –influye la dosis, el contexto o la sensibilidad de cada individuo– podemos enumerar varios efectos de los más comunes en la experiencia al ingerir amanita muscaria que generalmente se desarrollan en diferentes fases.

El individuo bajo los efectos del hongo amanita muscaria se ve invadido por una sensación de embriaguez, que produce una gran euforia y sensación de fortaleza física, y pueden ir acompañadas de mareos y vértigos, ya que las dimensiones espaciales se distorsionan considerablemente produciendo la percepción de que los objetos se agrandan (macroscopia) o se encogen (microscopia). También aparecen vistosas y brillantes figuras caleidoscópicas al cerrar los ojos. El mundo físico que le rodea a uno se torna brillante, rebosante de vida, como si hubiera adquirido un matiz mágico. En otras ocasiones el sujeto se ve invadido por una gran somnolencia que puede dar paso a un estado profundamente visionario similar al producido por la ayahuasca o los hongos psilocíbicos.

Ritos e identidades sagradas

En Asia encontramos referencias a la amanita muscaria como posible identidad de la divinidad Soma: el dios-planta védico de los pueblos indo-arios. Las investigaciones realizadas por R. G. Wasson, relacionando el consumo de orina por los participantes de los ritos, su mezcla con leche, su color rojizo y las descripciones como planta sin raíces ni hojas, permiten a establecer la hipótesis de que Soma es sinónimo de la amanita muscaria. Además, en los textos del Rig Veda el Soma aparece también estrechamente asociado con Indra, el dios védico del trueno y el rayo, que nos indica una mitología siempre vinculada a los hongos enteógenos. Significativamente, los siberianos consumen amanita muscaria secando los hongos al sol y se los comen, solos o mezclados con agua, leche de reno o el jugo de varias plantas dulces. 

El uso ancestral de la amanita muscaria en Europa está ligado a la tradición de los druidas celtas, que la ingerían como extracto visionario para adquirir sabiduría y conocimiento acerca de la naturaleza y sus misterios. Este uso fue extinguiéndose paulatinamente a medida que el cristianismo iba diezmando todo conocimiento precristiano, tachándolo de diabólico o pagano. El legado de los druidas supuso un profundo uso de las plantas, tanto visionarias como medicinales: un conocimiento chamánico que hasta la Edad Media mantuvieron vigente algunos depositarios de tal sabiduría, conocidos popularmente como brujas o hechiceras, hasta su sistemático exterminio por la Inquisición. 

Capilla en Plaincourault (Francia)Algunas muestras de esa sabiduría ancestral de carácter mágico y visionario de la amanita muscaria las encontramos reflejadas en el arte románico europeo a modo de sincretismo cultural. Dos grandes investigadores italianos, Giorgio Samorini  y Gianluca Toro, han reseñado numerosas imágenes del arte religioso cristiano donde aparece una gran cantidad de hongos o árboles-hongos. Uno de los múltiples ejemplos que ha llegado hasta nuestros días, es la representación de un fresco del siglo XIII en la capilla francesa de Plaincourault, donde aparecen Adán y Eva rodeando el Árbol del Conocimiento con el característico aspecto y forma de una amanita muscaria por la que asciende una serpiente.

 

                                          JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO
(Extracto del libro BOTÁNICA SAGRADA)

 

LIBROS SOBRE LA AMANITA MUSCARIA

Fly Agaric. A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration

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El Hongo y la genesis de las culturas

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Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno

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Autor: Giorgio Samorini

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COSMOGONÍAS DIVINAS, COSMOGONÍAS VEGETALES. EL ÁRBOL CÓSMICO

COSMOGONÍAS DIVINAS, COSMOGONÍAS VEGETALES. EL ÁRBOL CÓSMICO

Desde los primeros estadios de la evolución humana, los seres humanos han mantenido una estrecha relación con la naturaleza y, muy especialmente, con el mundo vegetal que alberga. El Paraíso primigenio es descrito en el Génesis bíblico como un impresionante vergel, el jardín del Edén: el lugar idílico donde apareció el ser humano por primera vez. Este mito del jardín del Edén conecta nuestro origen humano directamente con el mundo vegetal. Y nos conecta con las plantas sagradas: El Árbol de la Vida y el Árbol del Bien y del Mal. Fueron los vegetales las primeras formas de vida en la Tierra, y de ellas han evolucionado todas las demás especies animales, incluido el ser humano. Básicamente podemos considerar el fenómeno de la religión como una respuesta de la cultura humana al interrogante de lo sagrado y lo divino. Y en relación con nuestros orígenes siempre vamos a encontrarnos el reino vegetal Fuente de Diana de Éfeso (Tivoli, Italia)muy cerca de nuestro propio origen. La palabra «cultura» deriva precisamente de «cultivo». La agricultura, el cultivo de las plantas, constituye la primera profesión, fruto de la sedentarización de los primeros humanos. De estos primeros asentamientos humanos cultivadores de plantas surgieron las primeras aldeas y pueblos que darían paso, con el tiempo, a las grandes civilizaciones y sus respectivos cultos religiosos. Infinidad de mitos sobre dioses civilizadores nos ofrecen una metafórica visión de aquel pasado remoto de la humanidad en donde el reino vegetal está estrechamente emparentado con los dioses. En las antiguas culturas matriarcales, que rendían culto a la Gran Diosa, era frecuente que su simbolismo fuera de carácter vegetal.

 

LAS PLANTAS SAGRADAS Y LA DIOSA

A menudo los roles simbólicos de la Diosa -sobre todo aquellos que tienen que ver con la fertilidad- eran identificados con el toro, el buey o la vaca ya que los cuernos de estos bóvidos son equiparables a los de la Luna y sus ciclos. Asociándolos al rayo, al trueno y las lluvias que fecundan las tierras, aparecen todos ellos como símbolos muy vinculados a la botánica sagrada. Algunas de las plantas constituyeron nuestro primer alimento, otras sirvieron de medicina y las denominadas plantas sagradas se consideraron divinidades o vías de acceso hacia el mundo espiritual. El reino vegetal está estrechamente emparentado con lo divino y los mundos supranaturales, probablemente porque las plantas son los seres que llevan más tiempo poblando el planeta y, por lo tanto, se encuentran más cerca de los orígenes de la vida en la Tierra. Ciertamente, el hombre arcaico incorporó el mundo vegetal en las descripciones simbólicas de su cosmogonía y su visión cíclica del cosmos.

Nada hay que exprese mejor el despliegue de la vida universal que el de una planta en su pleno desarrollo, y muy especialmente en el simbolismo del Árbol Cósmico que aparece en la mayoría de las culturas y tradiciones ancestrales. También encontramos la simbología vegetal en los relatos mitológicos acerca del origen del ser humano en muchas otras culturas: en la cosmogonía iraní, por ejemplo, el dios Ormuz (Ahura Mazda) creó al primer ser humano y éste fue asesinado por el demonio Ahrimán; pero su semilla ya había fecundado la tierra y nacieron los gemelos Mashya y Mashyana, que en un principio crecieron como arbustos y posteriormente se convirtieron en los progenitores de la humanidad. Otro ejemplo lo encontramos en los relatos de El libro de las Maravillas del célebre viajero Marco Polo donde cuenta cómo «el primer rey de los vighuros nació de un cierto hongo alimentado por la savia de los árboles». El chamanismo, a través de su forma simbólica de ver el mundo, representa el cosmos y sus ciclos con un amplio abanico de historias y seres mitológicos. Los propios ritos chamánicos se rigen por una estructura fuertemente cosmológica, a través de la cual emerge el propio Universo y se desvela el origen de los tiempos. Como advierte Mircea Eliade, el simbolismo mediante el cual se expresa la comunicación entre los diferentes niveles cósmicos es bastante complejo y no está exento de contradicciones. Pero el esquema esencial resulta bastante claro, incluso después de las muchas transformaciones sufridas a lo largo de la historia.

 

EL ÁRBOL CÓSMICO O SAGRADO

yggrasil, el árbol cósmicoEl chamán divide el Universo en tres zonas bien definidas: el mundo terrenal o medio, el mundo infernal o de abajo y el mundo celeste o de arriba. El símbolo que aúna esta forma de concebir el cosmos es el Árbol Cósmico o Eje Cósmico. El chamán, con su iniciación, aprende a usar este simbolismo que le permite moverse con total libertad por los diferentes mundos. El éxtasis o la ampliación de la conciencia, suponen el «desplazamiento» por los diferentes niveles del Eje Cósmico o Axis mundi. Como ningún otro símbolo, el árbol representa al Universo y su continuo proceso regenerativo. El árbol se nutre del cielo y de la tierra, sus frutos, hojas, madera y flores vuelven a reintegrarse a la naturaleza constantemente. El Árbol Cósmico es la imagen de la vida, del crecimiento universal y de la evolución de la conciencia expandiéndose hacia su totalidad.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO
(Del libro BOTÁNICA SAGRADA, 2009)

LIBROS SOBRE PLANTAS SAGRADAS

Fly Agaric. A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration

Libro: Fly Agaric: A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration
Autor: Kevin M Feeney

Precio: 69,35 €

El Hongo y la genesis de las culturas

Libro: El hongo y la genesis de las culturas
Autor: Josep Maria Fericgla

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Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno

Libro: Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno
Autor: Giorgio Samorini

Precio: 12,11 €

 

 

SOMA, EL DIOS-PLANTA INDOARIO. BUSCANDO LA IDENTIDAD DEL NÉCTAR SAGRADO

SOMA, EL DIOS-PLANTA INDOARIO. BUSCANDO LA IDENTIDAD DEL NÉCTAR SAGRADO

Soma e hinduismo

Los indoarios eran un pueblo antiguo que tenía su morada en una extensa región de Asia central. Alrededor del 2000 a.C. se dividieron en dos grupos distintos: el primero, el grupo de los indoarios, se desplazó al valle del Indo, mientras el segundo grupo constituiría los antiguos pueblos iraníes. Ambos grupos conservaron una magnífica literatura religiosa. Dichas escrituras sagradas son los libros del Rig Veda de los hidúes y el Avesta de los iraníes. Ambas obras describen rituales en los que se consumía una misteriosa planta que era considerada un dios: los hidúes lo denominaban Soma y los iraníes Haoma. El Rig Veda hindú contiene 1028 himnos pre-arios dedicados a treinta y tres deidades diferentes, entre las deidades de este complejo panteón destacan Indra, Agni y el dios Soma, símbolo de la embriaguez sagrada y considerado «el Pilar del Mundo». Concretamente todo el libro noveno del Rig Veda está dedicado a los himnos de Soma, donde se dice que este Soma es un dios que cura las terribles enfermedades que el hombre soporta, reconforta al triste, eleva el alma de la tierra al cielo haciendo que el hombre sienta a Dios en sus venas y entre en la luz: «El hombre liberado a quien protegen Indra, Brahmanaspati y Soma no perece jamás…»

Soma era un dios de naturaleza vegetal traído por Sandaharva, el águila celestial, a los mortales; al cual sacrificaban a fin de extraer su esencia sagrada y crear una bebida embriagante. El dios Soma representa la inmortalidad, la comida de sacrificio de la que se alimentan los dioses y los hombres que quieren ganar el cielo, ya que aquel que se alimenta del Soma se torna él mismo un dios, tal y como se expresa en uno de los versos del Rig Veda: «Hemos bebido el soma nos hemos tornado inmortales. Alcanzando la luz,  hemos alcanzado a los dioses…»

Significativamente el dios Indra adquiría más poder al ingerir Soma. También el dios Agni era un gran consumidor de Soma, el «Agua de la Vida» que otorgaba la inmortalidad a todos los dioses, llamada también amrita (néctar): «Hemos bebido grandes tragos del brillante Soma, somos inmortales». Agni era el dios del fuego y al igual que Indra también regía sobre el rayo. Indra era un símil de Zeus que traía la lluvia a las tierras de pastos secas, era el dios de la fertilidad y se convirtió en el espíritu que fertiliza la semilla. Era un benefactor del hombre, artesano del universo, destructor de demonios y dragones. Su cielo se conoce como Swarga, y está situado en lo alto del monte Meru. A Indra se le conoce también como «el niño de oro», que se convierte en el rey de los tres mundos. Es hijo de Pritthivi, la Madre Tierra, el principio femenino, que a veces está simbolizada por una vaca, y es considerada la fuente de toda la vegetación.  

 

Tres hipótesis de la identidad del soma

Si bien hoy en día se desconoce la identidad de la planta enteógena llamada Soma, Robert Gordon Wasson afirma en su obra Soma, The divine mushroom of inmortality que se trataba de un hongo, concretamente la amanita muscaria. Este hongo crece en las regiones norteñas en asociación con ciertas coníferas, como hayas, abedules y abetos, por lo que no es de extrañar que estos árboles precisamente sean nombrados por muchos pueblos como el Árbol Cósmico por el cual se asciende al mundo de los dioses. Sin embargo, otros investigadores como Terence McKenna sostienen que se trata más bien del hongo psilocybe, habida cuenta de que los suministros de amanita muscaria de los indoarios desaparecieron muy tempranamente en su historia, por lo que necesariamente tuvieron que utilizar otro enteógeno en la elaboración del Soma. Además, el culto a los hongos está estrechamente vinculado con el culto al ganado, ya que en sus excrementos crecen muy bien los hongos psilocibios. También el culto al hongo está estrechamente relacionado con el culto a la Diosa Madre, que la vaca simboliza perfectamente y en cuyos excrementos es habitual ver crecer a los hongos psilocibios. Finalmente, David Flattery y Martin Schwartz proponen como tercer candidato para la identidad del Soma la peganum harmala o ruda siria, todavía utilizada entre los iraníes como embriagante extático. Aunque lo cierto es que esta hipótesis no es muy considerada entre la mayoría de los investigadores.  

 

Investigaciones recientes sobre el soma

El interrogante acerca de qué era realmente el soma quizás no se resuelva nunca, y el debate podría muy bien prolongarse indefinidamente. También se ha considerado la opción de que el soma no fuese en sí mismo una sustancia, sino una combinación de diversas plantas. Aún así, nuevas investigaciones arqueológicas podrían añadir una nueva dimensión a este debate. Se ha informado recientemente del descubrimiento en Turkmenistán de un santuario de gran tamaño datado en el II milenio a. C. En su interior se halló lo que parecía ser una sala privada con recipientes cerámicos en los que se encontraron restos de cannabis y efedra. Se ha planteado la posibilidad de que los sacerdotes de este santuario consumieran alguna bebida visionaria, como parte de sus rituales. 

En 2009, excavando en una profunda cámara sepulcral en los bosques de Mongolia, una expedición ruso-mongola del Instituto deEl hierofante (rey o sacerdote), que sostiene un hongo El hierofante (rey o sacerdote), que sostiene un hongo psilocybe (soma) Arqueología y Etnografía, la sede siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, descubrió unos tejidos de lana bordados de más de dos milenios de antigüedad. A pesar de que el trabajo de los arqueólogos todavía no está completado, los primeros fragmentos restaurados han revelado algunos datos asombrosos. Los fragmentos del tejido hallado eran partes de una alfombra compuesta por varios paños de tejido de lana de color rojo oscuro. El tejido se fabricó en Siria o Palestina, fue bordado en el oeste de India y acabó en Mongolia. El hallazgo es poco menos que milagroso debido a su inverosimilitud.

Natalia V. Polosmak, investigadora jefe de SB RAS, escribe: “Encontrarlo 2000 años después ha sido pura casualidad; su impresionante buen estado es casi un milagro. El modo en que llegó hasta la tumba de una persona a la que no estaba destinado seguirá siendo un misterio durante mucho tiempo, si no para siempre” El bordado muestra una antigua ceremonia zoroástrica centrada alrededor de un hongo. En el centro de la composición, a la izquierda del altar, se encuentra el rey o sacerdote, vestido con un caftán largo bordado con una abertura en la parte inferior. Está concentrado en el hongo que tiene en las manos.
Polosmak asegura que la “seta divina” se parece a la conocida especie psicoactiva Psilocybe cubensis. “La importancia de esta prueba sugiere que el soma, la antigua bebida ritual, se preparaba con setas de la familia de las strophariaceae que contiene un estimulador del sistema nervioso llamado psilocibina”.
En cualquier caso, los hallazgos arqueológicos de Mongolia podrían aportar pistas o incluso pruebas evidentes que ayuden a explicar en el futuro qué era realmente el soma. Aunque este descubrimiento sin duda apoya la tesis de Terence McKenna.

 

Hacia un mundo feliz con Soma®

El escritor, filósofo y psiconauta Aldous Huxley, escribió diversas obras como novelas, cuentos o ensayos criticando los roles y los convencionalismos sociales. Huxley mostró un gran interés por temas espirituales, e igualmente se interesó por las sustancias psiquedélicas, siendo considerado uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno. En una de sus novelas más conocidas, Un mundo feliz, Huxley gran conocedor de las antiguas tradiciones orientales, puso el nombre de “Soma” a la droga que tomaban los personajes de dicha novela futurista. Con el soma la utopía del bienestar se convertía en una realidad ya que quien lo tomaba sentía que sus problemas y dificultades desaparecían rápidamente sin ningún tipo de efecto secundario. Para los habitantes de Un mundo feliz, Soma era el equivalente de religión. Resulta que hace unos años la compañía Meda Pharmaceuticals patentó un relajante muscular llamado Soma. El principio activo de dicho fármaco es el carisoprodol, y aunque podría parecer la panacea contra el dolor y la ansiedad ya preconizada por Huxley, la realidad es que tiene gran cantidad de efectos secundarios y puede generar adicción. Así que por el momento la identidad del soma aún sigue velada.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

 

LIBROS SOBRE AMANITA MUSCARIA

Fly Agaric. A Compendium of History, Pharmacology, Mythology, & Exploration

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Autor: Kevin M Feeney

Precio: 69,35 €

El Hongo y la genesis de las culturas

Libro: El hongo y la genesis de las culturas
Autor: Josep Maria Fericgla

Precio: 17,10 €

 

 

Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno

Libro: Muscaria. Etnografia di un fungo allucinogeno
Autor: Giorgio Samorini

Precio: 12,11 €

 

 

LA ALQUIMIA INTERIOR A TRAVÉS DE LAS PLANTAS SAGRADAS

LA ALQUIMIA INTERIOR A TRAVÉS DE LAS PLANTAS SAGRADAS

Homero narra cómo los dioses, los héroes y sus caballos se alimentaban de ambrosía, el néctar de la inmortalidad. Su consumo era un privilegio exclusivo de los dioses. El mortal que se apoderara de ella, como ocurrió con Tántalo, sufriría el castigo de ser perpetuamente privado de ella. Sólo cuando los dioses lo desean pueden compartir su privilegio con los mortales y elevarlos a una condición sobrehumana. El dios griego Dionisos, divinidad de la vid, la embriaguez y el éxtasis, fue maldecido por los dioses por ofrecerles a los seres mortales sus virtudes extáticas y acercarles a la condición divina. A menudo, en los relatos mitológicos los frutos del Árbol Sagrado dan la inmortalidad o bien es a sus pies donde crecen los frutos de los que se extrae la ambrosía. Un extendido ejemplo lo constituye el hongo enteógeno amanita muscaria o agárico matamoscas, considerado como dador de la inmortalidad en el chamanismo siberiano y otros pueblos que lo consumían ritualmente.

En la antigua alquimia china se usaba la amanita muscaria mezclada con ginseng como elixir de la inmortalidad. La alquimia interior a través de las Plantas Sagradas, hace referencia a una forma de desarrollo espiritual en la que el propósito último no es abandonar toda conexión con el mundo físico y experimentar otros niveles de la realidad, sino que trata de construir un vehículo en el que la plenitud y grandeza del espíritu pueda experimentarse permanentemente, incluso mientras se vive en el mundo físico. De ahí que a estas plantas de uso milenario se les otorgue el apelativo de alimento de los dioses o de elixires de la inmortalidadEste cuerpo de inmortalidad (cuando lo divino se ha fusionado con lo terreno) se corresponde con lo que la tradición cristiana ha denominado cuerpo de gloria y con el merkabah de la tradición kabalista. Es semejante en muchos aspectos, sino idéntico, al lapis philosophorum o piedra filosofal de los alquimistas o al Grial, eje central la tradición esotérica y mística occidental y que ya deja entrever la importancia de la comunión como eje que une lo profano con lo sagrado.

 

ALQUIMIA, INMORTALIDAD Y DESARROLLO ESPIRITUAL

El desarrollo espiritual se ha descrito en infinidad de ocasiones como una lucha, y ciertamente se requiere de un esfuerzo y un profundo compromiso consigo mismo, pero la principal arma en esta paradójica lucha es fluir, rendirse al propio universo, rendirse al Gran Misterio, al Tao a la Fuente de toda la Creación. El buscador del espíritu es un guerrero espiritual que fluye en armonía con el Universo. Es el héroe que se deja llevar por su destino -sintonizado por la corriente universal-, así, de este modo el guerrero espiritual descubre su Ser Inmortal o la Totalidad de su Ser. Con esta perspectiva de transformación, no es apropiado batallar, luchar o forzar nada. De hacerlo así, se estaría operando desde el ego, esto es, desde dicha fracción de uno mismo con la que se defiende y analiza, esa estructura psíquica que no cesa de hablar en el interior de la cabeza en todo momento interfiriendo constantemente en el fluir del cosmos. Todos hemos sido condicionados desde muy temprana edad a hacerlo todo desde la mente egoica. Por lo tanto, si tratamos de «hacer» desde la forma de percepción habitual, es probable que permanezcamos atrapados en la mente discursiva, un nivel inadecuado para cualquier tipo de percepción fuera del espectro de la realidad ordinaria consensuada. Si dejamos de hacer (técnicas del no hacer en la filosofía tolteca enseñada por Carlos CastanedaWu Wei en el taoísmo) podremos adentrarnos en el momento presente, vivirlo en su totalidad, con la totalidad de nuestro ser. Estaremos completamente conscientes experimentando el aquí y ahora en toda su totalidad.

Permitámonos que lo que está escondido en las profundidades emerja y sea revelado a nuestra conciencia. No hagamos nada, dejemos que las cosas sucedan. Fluyamos con lo que surja en el momento, el universo nos está hablando, nos está guiando. En el mundo físico -el tonal-, cuando se desea algo hay que luchar para conseguirlo. Pero en los mundos sutiles del nagual, esa otra realidad mágica e invisible, todo está invertido, como si fuera el otro lado del espejo. Si se quiere algo, hay que dejar que llegue. Limitándonos a estar conscientes y confiar, todo sucederá. Las herramientas que nos brinda la naturaleza para nuestro desarrollo evolutivo son múltiples y muy variadas. Pero las Plantas Enteógenas o Maestras, consideradas como sagradas en la mayoría de culturas y pueblos que las han usado, son sin duda alguna la más poderosa e intensa herramienta para la exploración de los mundos internos.

El sacramento de la Comunión, sólo adquiere sentido cuando se comulga con una sustancia que realmente nos capacita para conectar con lo divino, de ahí su nombre cada vez más generalizado de estas plantas: enteógeno, que significa revelador del dios interior. Entre estos catalizadores naturales de lo divino más conocidos encontramos la Ayahuasca, Teonánnacalt, Peyote, Amanita Muscaria, Salvia Divinorum, san Pedro, etc. Antiguamente solo los iniciados podían acceder a la comunión con plantas sagradas. Solo ellos conocían esta alquimia secreta. Tras la iniciación le seguían diversas técnicas de de meditación, respiración y ayunos que favorecían la integración y comprensión de las experiencias al comulgar con Plantas Sagradas.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

 

LIBROS PARA PSICONAUTAS

El camino del psiconauta - Stanislav Grof

Libro: El camino del psiconauta [vol. 1]: La enciclopedia del viaje interior
Autor: Stanislav Grof

Precio: 23,75 €

Guía del explorador psicodélico

Libro: Guía del explorador psicodélico. Cómo realizar viajes sagrados de modo seguro y terapéutico
Autor: James Fadiman

Precio: 18,90 €

 

 

PLANTAS MAESTRAS. Guía de uso de enteógenos

Libro: PLANTAS MAESTRAS: Guía de uso de enteógenos
Autor: José Luis López Delgado

Precio: 15 €

 

 

PSICODÉLICOS: LA LIBERACIÓN DEL ESPACIO Y EL TIEMPO

PSICODÉLICOS: LA LIBERACIÓN DEL ESPACIO Y EL TIEMPO

Rompiendo fronteras invisibles: El poder liberador de los psicodélicos

Nuestra conciencia común nos hace sentir atrapados en el espacio y el tiempo, como si estuviéramos en una jaula invisible. Los psicodélicos son herramientas que nos ayudan a liberarnos de esas limitaciones, permitiendo que nuestra conciencia se expanda y experimente la realidad de una forma mucho más amplia y libre. Así como el tiempo y el espacio están conectados y pueden variar en la forma en que los percibimos, la experiencia psicodélica nos abre la puerta para sentir esa libertad y fluidez en nuestro propio ser.
Nos sentimos limitados en nuestro espacio físico y psicológico. Toda tensión física no es más que un reflejo de esa falta de espacio, esa contracción de nuestro espacio energético y sutil. Cuanto mejor nos sentimos, menos opresión y tensión experimentamos. La presión y la contracción son la fuente de las enfermedades. Esto tiene su reflejo en cómo nos afecta el espacio tanto interior como exterior. Creemos que nuestros problemas con el espacio son sólo externos, pero en verdad nacen en nuestro interior. Cuanto más nos aferramos a nuestra individualidad, a nuestro ego, menor se hace nuestro espacio, y mayor es la tensión que experimentamos.
El ego representa una limitación irreal de nuestro espacio; es como identificarnos con el aire que está dentro de la botella, sin darnos cuenta que ese aire es exactamente igual al mismo aire que la rodea. El «yo» y «lo mío» nos contrae y tensa en la medida de su magnitud mental, es decir, en la importancia que le damos a las cosas.

 

Atrapados en el tiempo

Como el espacio es a lo físico, el tiempo lo es a la mente. La mente nos atrapa en el tiempo, en ese discurrir lineal entre pasado y futuro que creemos que es la existencia. Cuanto más nos atrapa el tiempo, más enferma la mente, pues el tiempo es una creación de la mente y no una realidad objetiva.
Sufrimos en la medida en que quedamos atrapados en experiencias del pasado que todavía nos condicionan, y siguen presionándonos, impidiéndonos vivir el aquí y el ahora con plenitud. Esta presión nos empuja a ir en busca de un futuro de realización que nunca parece llegar. Nos mantiene en un estado de estrés permanente donde no hay alivio. El presente es la eternidad y la culminación de todos nuestros anhelos; la búsqueda mal entendida nos aleja de aquello que buscamos. La plenitud está aquí y ahora, en el presente.
Toda la dualidad es un reflejo de la dualidad esencial que se establece en lo más interno del ser humano, entre el alma y su fuente, entre la parte y el todo. A partir de este desequilibrio esencial —una percepción de separación— se generan los demás desequilibrios: la mente se polariza y sólo percibe un mundo de elementos separados.

 

Integración de los opuestos y psicodélicos

La integración de los opuestos es la clave para lograr un estado de expansión y crecimiento espiritual. Los psicodélicos pueden ser valiosas herramientas en este proceso, porque nos permiten experimentar la reconciliación de las polaridades internas y acceder a una sensación de unidad. Cuanto más nos alejamos de nuestro centro, menor es la armonía y más polaridades se crean, generando más dolor y sufrimiento. Somos una dualidad buscando la unidad original, pues toda dualidad surge de una unidad primordial. La experiencia psicodélica facilita el encuentro entre los opuestos en un nivel más profundo, en ese centro común donde ambos tienen su origen. Allí se produce la verdadera integración, el poder interior, la relajación, la conciencia y la salud. En la dualidad hay lucha, tensión, disociación, neurosis, psicosis y enfermedad; pero cuando encontramos la integración y la unidad, logramos equilibrio y bienestar.
Las energías (pensamientos, emociones…) que no se reconocen o rechazan, pasan a nuestra «sombra» inconsciente y allí se transforman en nuestros demonios, dando poder a todo lo que allí habita.
Cuando en la alquimia se habla de transformar el plomo en oro, se refiere a transformar los sentimientos negativos o energías densas que residen en el corazón (lujuria, ira, codicia, apego, orgullo) en amor. El amor es el oro filosofal que todo lo cura; las pasiones son el falso oro que tanto nos atrae, pero que en vez de enriquecernos nos empobrece.
Cuando el corazón enmudece, la mente comienza a hablar, toma el control, establece modelos de la realidad que condicionan toda nuestra experiencia, quedando atrapados en la complicada red que ella ha creado.

 

Conciencia y luz

La experiencia psicodélica ofrece una oportunidad única para iluminar el interior y expandir la conciencia, funcionando como un catalizador que nos ayuda a descubrir aspectos profundos y olvidados de nosotros mismos. Cuando hablamos de luz de la conciencia, nos referimos a ese estado de claridad y presencia en el que podemos observar y transformar nuestros sentimientos más antiguos y olvidados.
Durante un viaje psicodélico, la luz de la conciencia puede revelarse con mayor intensidad, permitiendo ver con mayor claridad aquellas partes de nuestro ser que normalmente permanecen ocultas, como viejas heridas emocionales o patrones inconscientes. Esta luz nos ayuda a desprendernos de bloqueos interiores y a liberar recursos psíquicos que estaban atrapados, abriendo nuevas formas de ver y sentir la vida.
Los psicodélicos ponen en evidencia que la conciencia no es solo racionalidad: conectan al Self o Yo Superior, un aspecto más profundo y completo de nuestro ser, y nos muestran que el análisis mental por sí solo no basta para conocernos plenamente. Los caminos místicos y la experiencia psicodélica coinciden en este punto: para que surja la luz de la conciencia, es necesario detener el flujo de pensamientos y rendirse a la experiencia del presente. Desde esa quietud, la mente se ilumina y encuentra respuestas genuinas a sus problemas, revelando las necesidades y deseos más profundos que yacen bajo los conflictos cotidianos.
El verdadero encuentro consigo mismo puede intensificarse notablemente en estados psicodélicos, facilitando el acceso a la “sombra” psicológica y promoviendo la autoaceptación y la integración de todas nuestras partes separadas en nuestro interior. Al conectar con nuestro chamán interno —esa parte sabia y reguladora de nuestro ser— gracias a la expansión de conciencia propiciada por los psicodélicos, podemos vivir el aquí y ahora con mayor plenitud, y desde esa armonía brotan la salud y la felicidad.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

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