LA EXPERIENCIA PSICODÉLICA

LA EXPERIENCIA PSICODÉLICA

¿Qué es una experiencia psicodélica?

Una experiencia psicodélica es un estado alterado de conciencia en el que se modifican de forma intensa la percepción, el sentido del yo y la manera de sentir el mundo. El propio término psicodelia viene del griego psyche (alma, mente) y deloun (manifestar), y suele traducirse como “lo que manifiesta la mente o el alma”, es decir, aquello que hace visibles contenidos profundos de la psique.​

Lejos de ser solo “viajes” extraños, estas experiencias se exploran hoy en contextos terapéuticos y de autoconocimiento, donde la preparación, el acompañamiento y la integración son tan importantes como la sustancia en sí. Comprender qué es una experiencia psicodélica, y recordar que etimológicamente alude a la manifestación de la mente, permite acercarse a ella con más respeto, claridad y sentido.

Cualidades o aspectos de una experiencia psicodélica 

Las experiencias psicodélicas pueden variar mucho de una persona a otra. Influyen la cantidad y la calidad de la sustancia, la preparación interna, la historia personal y el contexto en el que se realiza la sesión, lo que en psiconaútica se conoce como set and setting. En términos generales, pueden entenderse como trances profundos que muchas tradiciones describen como un viaje o vuelo hacia las capas más íntimas de uno mismo.​

Aunque cada experiencia psicodélica es única, suelen aparecer una serie de ámbitos o aspectos característicos, y cada uno puede manifestarse con distinta intensidad. Estos aspectos están modulados por dos parámetros clave: la profundidad (grado de interiorización) y la aceptación (grado de asimilación de lo que ocurre). A mayor profundidad, el viaje se abre hacia niveles más sutiles del ser; y a mayor aceptación, la experiencia –sea la que sea– se transforma en aprendizaje y no en simple impacto.​

Cuando la persona rechaza lo que percibe y desea que la experiencia se detenga, el viaje suele “torcerse”: la vivencia se interpreta como amenazante, aparecen bucles mentales difíciles de gestionar y puede darse lo que popularmente se llama un mal viaje o bad trip. Por eso es tan importante comprender que no solo importa la sustancia, sino también la actitud interna y la capacidad de rendirse al proceso.

La experiencia psicodélica se puede describir en cinco aspectos o factores que la caracterizan.

Los contenidos que emergen durante una experiencia psicodélica pueden organizarse, a grandes rasgos, en cinco tipos de aspectos: somático, emocional, visionario, simbólico y místico. A veces solo se despliega uno de ellos; en otras ocasiones, varios se van alternando o incluso se entrelazan de forma simultánea a lo largo del viaje.

 

1) Aspecto somático

El aspecto somático de la experiencia psicodélica se refiere al cuerpo y a los cinco sentidos, que funcionan como filtros o ventanas que se abren de par en par durante el viaje. La percepción del cuerpo y del entorno se amplifica: las sensaciones físicas se vuelven más intensas, desde ligeros cosquilleos hasta tensiones profundas que normalmente pasan desapercibidas, y pueden aparecer sensaciones nuevas o extrañas, como corrientes de energía o pequeños espasmos musculares.​

A nivel visual, muchas personas describen que “todo se ve más real”: colores más vivos, brillos exagerados, estelas, deformaciones y fenómenos como macropsia y micropsia, en los que los objetos parecen mucho más grandes o mucho más pequeños de lo habitual. Conforme aumenta la intensidad de la experiencia psicodélica, puede sentirse incluso que se perciben gamas de color fuera del espectro cotidiano, junto a patrones geométricos o fractales que se superponen a la realidad ordinaria.​

El resto de los sentidos también se altera. El oído puede volverse extremadamente sensible, percibiendo los sonidos con más volumen, textura y una especie de reverberación interna, junto con zumbidos, silbidos o campaneos continuos; no es raro que aparezcan sinestesias, como “ver” los sonidos o “sentir” los colores en el cuerpo. Esta modificación global de la percepción somática suele acompañarse de una sensación de ebriedad o cambio en la percepción de la verticalidad: el equilibrio se altera, puede sentirse un ascenso vibratorio, vértigos, mareos o náuseas, sobre todo durante la subida del efecto.

2) Aspecto emocional

El aspecto emocional de la experiencia psicodélica se refleja tanto en la psique como en el cuerpo, a través de la activación del sistema endocrino y nervioso. Puede desplegarse un abanico muy amplio de emociones, desde las que solemos etiquetar como “negativas” (miedo, rabia, tristeza) hasta estados de apertura, alegría y amor profundo, casi siempre con una intensidad mucho mayor que en la vida cotidiana.​

En este ámbito, la experiencia psicodélica se convierte con frecuencia en una auténtica catarsis: emociones reprimidas salen a la superficie, se expresan y encuentran un cauce para ser sentidas y comprendidas. El material emocional bloqueado emerge siguiendo un cierto orden interno, poniendo en primer plano lo más urgente de resolver para la persona, lo que a menudo implica entrar en contacto con su sombra psicológica, entendida como el conjunto de contenidos psíquicos que el ego ha reprimido o negado.​

Durante el trance psicodélico no solo se liberan aspectos dolorosos, sino también cualidades y virtudes que permanecían ocultas: sensibilidad, creatividad, ternura, capacidad de amar o de ponerse en el lugar del otro. En un contexto adecuado, este proceso contribuye a aliviar el sufrimiento psíquico, reducir la ansiedad cotidiana y reordenar capas profundas del inconsciente, dando lugar a una mayor sensación de paz, coherencia interna y claridad emocional.​

A medida que se disuelven bloqueos y defensas, suele aumentar la empatía y la conexión con lo que sienten otras personas, así como la capacidad de compasión hacia uno mismo. No es raro que afloren recuerdos tempranos de la infancia, incluso escenas que parecían olvidadas, ofreciendo la oportunidad de mirarlas desde otro lugar y empezar a integrarlas de forma más sana.

3) Aspecto visionario

En el aspecto visionario de la experiencia psicodélica, aun con los ojos cerrados puede desplegarse ante la persona una inmensa variedad de formas geométricas y arquitectónicas: estructuras caleidoscópicas en movimiento, fractales luminosos, mandalas, templos brillantes o complejos diseños que evocan iconografías de culturas remotas. Este primer despliegue visual suele entenderse como un nivel más superficial del viaje, una antesala que muchas veces invita a soltar la fascinación estética para poder profundizar en otros estratos de la conciencia.​

A medida que se avanza en el trance, comienzan a emerger imágenes de carácter más onírico, cargadas de significado simbólico. Primero suelen aparecer contenidos vinculados al inconsciente personal –escenas biográficas, figuras significativas, miedos, deseos– y, en fases más profundas, material que recuerda al llamado inconsciente colectivo, con mitos, arquetipos y paisajes que trascienden la historia individual. Todo ello puede vivirse como un viaje intensamente vívido, similar a un sueño lúcido en el que la persona se siente dentro de la escena y no solo como espectadora.

4) Aspecto simbólico

En este aspecto se experimenta una mayor profundidad del inconsciente, adentrándonos en el ámbito del inconsciente colectivo, donde se percibe una gran cantidad de símbolos y arquetipos con un carácter cada vez más universal. No solo emergen formas simbólicas, sino también información que antes resultaba totalmente desconocida para la mente consciente; aquí se revela el aspecto mitológico del universo y cómo la mitología sigue viva en nuestro interior.​

Las figuras, escenas y narrativas que aparecen en este plano simbólico pueden tomar la forma de héroes, guías, animales de poder, madres cósmicas, destrucciones y renacimientos, poniendo en juego grandes temas como el viaje del héroe, la muerte y la transformación. Cuando se trabajan después en la integración, estos símbolos funcionan como mapas internos: ayudan a comprender conflictos profundos, a orientar decisiones vitales y a sentir que la propia biografía se inserta en un tejido de sentido más amplio que la historia personal.

 

5) Aspecto unitivo o místico

Este aspecto aparece cuando las estructuras mentales que sostienen el ego comienzan a disolverse y las creencias habituales dejan de organizar la experiencia, dando paso a una profunda reorganización de los paradigmas mentales. El sentido del yo, normalmente anclado en el diálogo interno, se ve forzado a soltar el control y a dejar fluir la vivencia. Para pasar de un nivel de conciencia a otro más amplio es frecuente atravesar un estado crítico en el que todo se percibe caótico e incomprensible, una especie de “noche oscura” interior que puede resultar desestabilizadora si la persona se resiste o no está bien preparada.​

Cuando, en lugar de resistirse, la persona se entrega a este proceso de disolución, pueden abrirse estados transpersonales en los que se siente una identidad compartida con animales, plantas o procesos orgánicos, como si la conciencia se expandiera más allá de los límites del yo humano. Profundizando todavía más, es posible vivenciar la conciencia de la Tierra, del conjunto de la creación o de la totalidad del universo, en experiencias de unidad que diferentes tradiciones describen como místicas o espirituales.​

Estas experiencias de unión con lo Absoluto, la Realidad Última o la Conciencia Cósmica se reconocen en muchas vías espirituales, por ejemplo en el misticismo hindú como unión con Brahman. En este aspecto unitivo de la experiencia psicodélica, el tiempo parece desaparecer y todo se concentra en un eterno presente cargado de sentido, belleza y plenitud, que a menudo deja una huella duradera en la forma de entender la vida.

¿Para qué nos puede servir tener una experiencia psicodélica?

Sin embargo, los psicodélicos no son una panacea ni funcionan igual para todo el mundo. En varias culturas se emplean como medicinas o como puertas de acceso al mundo espiritual, pero si no se usan con ese propósito, ni con el encuadre adecuado, es poco probable que se produzca una verdadera sanación o una conexión espiritual profunda. La preparación, la intención y la actitud con las que se entra en la experiencia influyen poderosamente en el tipo de viaje que se tendrá y en el valor que luego pueda integrarse en la vida cotidiana.​

Las sustancias psicodélicas pueden convertirse en un camino cuando existe un compromiso real con un proceso evolutivo o de desarrollo, tanto terapéutico como espiritual. Aunque a menudo se dice que son “un atajo”, lo cierto es que sin un trabajo serio de integración y sin responsabilidad personal, dejan de ser un atajo para convertirse en un laberinto donde es fácil perderse, repetir experiencias sin aprendizaje y convertirlas en un entretenimiento más de fin de semana.​

Los estudios clínicos apuntan a que, en contextos cuidados y con acompañamiento profesional, una sola experiencia psicodélica profunda puede asociarse a mejoras significativas y sostenidas en síntomas de depresión, ansiedad o malestar existencial, siempre que vaya seguida de un proceso de integración que traduzca la vivencia en cambios concretos en la vida. Desde esta perspectiva, cada “coordenada” de la experiencia –ya sea de gozo, de miedo, de duelo o de unidad– puede leerse como una oportunidad de comprensión y transformación dentro del gran mandala de la existencia.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

LIBROS SOBRE LA EXPERIENCIA PSICODÉLICA

La Experiencia Psicodélica. Timothy Leary

Libro: La Experiencia Psicodélica; Un manual basado en el libro tibetano de los muertos
Autor: Timothy Leary

Precio: 11,40 €

Guía del explorador psicodélico

Libro: Guía del explorador psicodélico. Cómo realizar viajes sagrados de modo seguro y terapéutico
Autor: James Fadiman

Precio: 18,90 €

 

 

PLANTAS MAESTRAS. Guía de uso de enteógenos

Libro: PLANTAS MAESTRAS: Guía de uso de enteógenos
Autor: José Luis López Delgado

Precio: 12,99 €

 

 

EL MAL VIAJE CON PSICODÉLICOS (BAD TRIP)

EL MAL VIAJE CON PSICODÉLICOS (BAD TRIP)

MALAS EXPERIENCIAS CON PSICODÉLICOS

Las sustancias enteógenas (psicotrópicas o psicodélicas) forman parte de uno de los métodos más antiguos y potentes para explorar el mundo de la psique. Utilizar ayahuasca, hongos psilocibes, peyote o LSD como tantas otras sustancias psicotrópicas, es sin duda, una de las experiencias de conciencia más interesantes, intensas y sanadoras a las que puede tener acceso un ser humano. Sin embargo, estas experiencias implican no sólo momentos de éxtasis y profundas revelaciones sino de encuentros con aspectos caóticos o dolorosos en nuestro interior de los que en muchas ocasiones parecen imposibles de superar. Estas experiencias se las denomina bad trip (literalmente «mal viaje» en inglés). 

Tanto en el lenguaje popular como en entornos más especializados suele utilizarse el término «mal viaje» para definir un conjunto de síntomas psíquicos negativos o desagradables que pueden manifestarse durante una experiencia con psicotrópicos. Las manifestaciones de un mal viaje pueden variar muchísimo, desde sentir un estado de gran inquietud o ansiedad hasta experimentar profundos sentimientos de inmensa desolación, paranoia, tremenda angustia o un pánico absoluto. Tanto los chamanes como los especialistas en la terapia psicolítica y la terapia psicodélica no consideran que las experiencias desagradables sean necesariamente amenazantes o negativas, sino que hacen hincapié en su potencial de ser altamente beneficiosas para el usuario cuando son debidamente resueltas o integradas. Clínicamente, un mal viaje se considera una psicosis temporal o crisis psicodélica inducida por las drogas. 

 

QUÉ INFLUYE EN UN MAL VIAJE (BAD TRIP)

bad-tripPor lo general, el mal viaje no sólo es influencia del momento emocional y psicológica del usuario, sino también es debido a la ingesta de psicodélicos en lugares que aunque no lo parezcan y sean muy utilizados, como fiestas, raves o festivales de música, realmente pueden resultar muy problemáticos para poder vivir una experiencia realmente intensa y provechosa (al menos hablando en términos terapéuticos o espirituales). En realidad, el consumo de psicotrópicos requiere de un buen conocimiento de la dosis adecuada y la forma correcta de tomarlo y es responsabilidad de quien los consume informarse sobre los posibles efectos secundarios u otras eventualidades que se puedan producir durante la experiencia. Como en todo viaje, es bueno estar preparado y tener muy presente lo que se va ha hacer. La experiencia psicodélica es algo que no debe tomarse a la ligera y cuanto mayor se prepare más útil e instructiva resultará la experiencia.
Para que esto sea así, hay que considerar lo que se conoce como el «set & setting» o sea, la preparación del viajero y el entorno en el que se realiza la experiencia psicodélica. Esto lo podemos conseguir aplicando los Cinco principios de reducción de daños. Estos cinco principios ayudan a minimizar daños o efectos adversos proporcionando seguridad y confianza: 1) Información, 2) Intención del viaje, 3) Estado de la persona,  4) El contexto adecuado y  5) La figura del guía o cuidador.

 

EL MIEDO COMO PRINCIPAL DESENCADENANTE DE MALOS VIAJES

Todos los miedos proceden del miedo ancestral que desencadena el instinto de supervivencia. Y aunque en el pasado este miedo nos fue muy útil para la supervivencia en el planeta, actualmente solo nos resulta útil en momentos muy puntuales. Este miedo se manifiesta según en qué momento de muy diferentes maneras y todas ellas pueden detonar un mal viaje con psicodélicos:
•  Miedo a la muerte
•  Miedo a la locura
•  Miedo a sentirse vulnerable
•  Miedo a lo desconocido
•  Miedo al dolor
• Miedo a perder el control

Estos miedos pueden desembocar en desorientación, ansiedad, paranoia, pánico, etc, pero al enfrentarnos a ellos comprenderemos que el miedo es el pasaje hacia la valentía y la trascendencia. El miedo hay que tomarlo como una bendición, ya que a través de él podemos avanzar y evolucionar en nuestro camino. Cuando se está dispuesto a experimentar el miedo, uno se convierte en un «guerrero del espíritu». Para atravesar el miedo se necesita fe. Esta fe es la confianza en el propio proceso que se ha iniciado, en el ser interior de cada uno, en el guía que acompaña, y también confianza en la inteligencia de la vida y la naturaleza. Cuando surgen dudas es porque hay algún tipo de análisis o juicio mental y esto mismo retroalimenta la desconfianza, el miedo y la incertidumbre.

La única alternativa para deshacerse del miedo es entrar en él, por muy intenso que sea. Cuidando el set y el setting es más fácil enfrentarse y atravesar el miedo. De esta forma se descubre que adentrarse en el miedo es un alivio, una inyección de coraje que ayudará cada vez más a adquirir fe y confianza en el proceso en el que uno se halla inmerso. Lanzarse al miedo con curiosidad, o con humor también hará que un mal viaje deje de serlo y se podrá experimentar con más fluidez durante una experiencia psicodélica.

Es importante elegir un entorno seguro y cómodo, estar en buen estado de salud, ayunar y evitar el alcohol o determinados fámacos antes del viaje. También es esencial elegir la sustancia adecuada y contar con un guía o experto confiable que pueda asistirte durante todo el proceso.

Finalmente, es importante realizar un proceso de integración de la experiencia, descubriendo los aspectos beneficiosos del viaje y redifiniendolo como una experiencia “desafiante” o “difícil” y cómo pueden ser integrados a la vida cotidiana. 

 

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

LIBROS SOBRE ENTEÓGENOS Y PSICODÉLICOS

El camino del psiconauta - Stanislav Grof

Libro: El camino del psiconauta [vol. 1]: La enciclopedia del viaje interior
Autor: Stanislav Grof

Precio: 23,75 €

Guía del explorador psicodélico

Libro: Guía del explorador psicodélico. Cómo realizar viajes sagrados de modo seguro y terapéutico
Autor: James Fadiman

Precio: 18,90 €

 

 

PLANTAS MAESTRAS. Guía de uso de enteógenos

Libro: PLANTAS MAESTRAS: Guía de uso de enteógenos
Autor: José Luis López Delgado

Precio: 12,99 €

 

 

ADICTOS A LA DOPAMINA | DESCUBRE CÓMO TE AFECTA Y QUE PUEDES HACER

ADICTOS A LA DOPAMINA | DESCUBRE CÓMO TE AFECTA Y QUE PUEDES HACER

Dopamina, la molécula del placer

Ciertas investigaciones científicas realizadas con monos Rhesus muestran que la región del cerebro conocida como la corteza prefrontal se estimula rápidamente cuando ocurre algo que consideramos muy importante para nosotros o simplemente esperamos que ocurra algo positivo, lo cual produce la liberación de una sustancia generadora de placer llamada dopamina. La dopamina la podemos definir como un mensajero químico, un neurotransmisor, que se encarga de regular la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o placer. Liberamos dopamina para conseguir algo bueno y evitar algo malo.

Sin embargo, el cerebro humano actúa de forma muy distinta cuando se trata de la toma de decisiones conscientes. Cuando elegimos conscientemente un objeto o una tarea en lugar de otra, se estimula una parte del cerebro completamente distinta. Por ejemplo, cuando los investigadores hicieron un seguimiento de la actividad cerebral en personas que estaban haciendo la compra en un supermercado, descubrieron que la zona que mostraba una mayor actividad era la corteza parietal, no la corteza prefrontal.

El problema reside en que la dopamina actúa con tal rapidez que sus efectos pueden sentirse de forma inmediata, pero los procesos de toma de decisiones que tienen lugar en la corteza parietal no conducen a una inyección inmediata de placentera dopamina. Esto hace que la corteza prefrontal, con sus inyecciones de dopamina, sea la más influyente de estas dos áreas del cerebro, influyendo considerablemente en nuestro comportamiento y no siempre para nuestro bien.

 

Así nos va

Esta búsqueda de gratificación instantánea, a menudo es para nuestro perjuicio, porque la corteza prefrontal puede hacernos propensos al comportamiento adictivo. Considera cuán frecuentemente adoptamos comportamientos destructivos como fumar, beber alcohol, comer en exceso o hacer cualquier cosa en exceso, aun sabiendo que son dañinos a largo plazo. La parte del cerebro que busca el placer inmediato está anulando a la parte del cerebro que tiene la habilidad de sopesar las consecuencias y tomar las decisiones más adecuadas.

Lo peor del asunto es que todo el dinero, el tiempo y el esfuerzo que gastamos en satisfacer la parte del cerebro que busca el placer no sirven de nada. Nunca habrá suficiente dinero, suficientes smartphones, suficientes videojuegos, suficiente comida, suficiente sexo, ni suficientes drogas para que nos sintamos verdaderamente satisfechos. El mundo de la publicidad y el marketing sabe bien este hecho. Nuestra única oportunidad de cambiar para mejor es alejarnos lo suficiente del activador de la dopamina para que podamos ver el cuadro completo. Sólo cuando buscamos otra perspectiva para ver las otras opciones, podemos alejarnos de los «chutes rápidos» y la gratificación instantánea.

Nuestra búsqueda incesante del placer o gratificación a cualquier precio está destruyendo nuestros cuerpos, nuestras relaciones y nuestros bolsillos, y está causando estragos en el mundo en que vivimos. Somos tan adictos a la gratificación rápida y temporal, que no estamos siendo capaces de sopesar las consecuencias de nuestras acciones sobre nosotros mismos y nuestro medio ambiente.

 

El momento ha llegado

Hasta que la demanda del consumidor no disminuya, los proveedores -traficantes del ego- seguirán dispuestos a intervenir y enseñarnos todo su muestrario de gratificantes golosinas instantáneas. El primer paso para salir de este círculo vicioso tiene que empezar con un cambio en la forma que tenemos de pensar. Para realizar este cambio de perspectiva lo más recomendable es disfrutar del momento presente tal cual es, sin intentar cambiarlo como si huyéramos de esta realidad y confiar en el futuro, esta actitud nos proveerá de unas decisiones adecuadas y que con el tiempo nos proporcionarán grandes beneficios.

Este cambio parece difícil de imaginar si estamos a la espera de una dosis de dopamina. Pero también a lo largo de la historia hemos visto situaciones en las que determinadas personas tomaron una decisión que servía al bien mayor de su comunidad, en lugar de sucumbir ante el encanto del placer a corto plazo o del beneficio económico. Podemos empezar con pequeños cambios y disfrutar del presente y poco a poco nuestra bioquímica se transformará. De esta forma nuestro propio cambio ayudará a transformar nuestra voraz e insaciable sociedad.

La transformación global debe provenir de un cambio profundo en nuestra manera de pensar, y por lo tanto, mahatma gandhien nuestra bioquímica cerebral, esto influirá poderosamente en nuestra manera de actuar en el mundo. Por este motivo, acercarnos hacia modos de vida sostenibles, que estén en armonía con la naturaleza es algo que requiere una transformación real de las personas, una transformación que debe tener lugar en nuestras entrañas, en nuestra propia piel. Tenemos que cambiar nuestra bioquímica cerebral, nuestra adicción a la dopamina y así se transformará el mundo. Como dijo Mahatma gandhi: «Se tú el cambio que quieres ver en el mundo».

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

LIBROS PARA PSICONAUTAS

El camino del psiconauta - Stanislav Grof

Libro: El camino del psiconauta [vol. 1]: La enciclopedia del viaje interior
Autor: Stanislav Grof

Precio: 23,75 €

Guía del explorador psicodélico

Libro: Guía del explorador psicodélico. Cómo realizar viajes sagrados de modo seguro y terapéutico
Autor: James Fadiman

Precio: 18,90 €

 

 

PLANTAS MAESTRAS. Guía de uso de enteógenos

Libro: PLANTAS MAESTRAS: Guía de uso de enteógenos
Autor: José Luis López Delgado

Precio: 12,99 €

 

 

CONCIENCIA Y REALIDAD: LA ILUSIÓN DE MAYA

CONCIENCIA Y REALIDAD: LA ILUSIÓN DE MAYA

Conciencia y realidad son simultáneas. Siendo la conciencia la contenedora y creadora de la realidad que experimentamos. Nuestras suposiciones cotidianas sobre la naturaleza de la realidad son de gran utilidad a la hora de interactuar y desenvolvernos en el entorno que nos rodea. Pero en nuestro intento de lograr una percepción estable, continuamente hacemos una interpretación del mundo que nos rodea, reduciendo nuestra conciencia. Establecemos un diálogo interno: un discurso ininterrumpido para reafirmar la realidad tal cual la percibimos. Pero estas concepciones constituyen con frecuencia infranqueables barreras que obstaculizan otras formas de interpretación o percepción de la realidad, formas que pueden conducirnos a la posibilidad de ampliar nuestra conciencia a otros niveles muy diferentes del cotidiano. Desde el orden social, en un amplio abanico que se despliega desde lo institucional y lo colectivo hasta lo familiar y lo individual, nos imponen, y nos imponemos a nosotros mismos también, límites para crear un marco de estabilidad en el que desenvolvernos, actuando por lo tanto dentro de dichos límites impuestos. Así establecemos los parámetros de una realidad fija, sólida y tangible. Si un objeto o una determinada percepción no encajan en nuestro conjunto de categorías impuestas tendemos a ignorarlo, hasta el punto de negar su existencia. Vivimos así con la conciencia limitada por nuestras creencias y pensamientos condicionados. Y nos resulta muy difícil alterar o cambiar nuestras suposiciones, aun cuando se nos presenten evidencias contundentes. Para poder lograr un cierto grado de estabilidad en nuestra apreciación del mundo tenemos que pagar un precio: una ceguera cognitiva o perceptiva respecto a ciertos aspectos de la realidad, manteniendo en consecuencia una gran resistencia tanto a nueva información como al modo de percibirla. En definitiva, sólo reconocemos aquello que ya estamos preparados para ver.

 

EL ESPECTRO DE LA LUZ

Mantenemos la creencia de que todo cuanto nos rodea es tal cual lo percibimos y de que, además, sólo existe eso mismo que percibimos. Compartimos la realidad con nuestros semejantes, con nuestros animales de compañía y con las plantas. Pero, ¿acaso un gato no tiene un espectro audible muchísimo mayor que el del oído humano, que se encuentra entre los 16 y 22.000 hertzios? El ojo humano carece de sensibilidad para captar longitudes de onda inferiores a 380 nanómetros y superiores a los 780. En consecuencia sólo reconocemos los colores correspondientes a la banda del espectro de la luz blanca, y lo que está fuera de ella constituye un mundo oculto que se escapa a nuestra percepción. Del abrumador exceso de información que recibimos en cada momento, realizamos una selección a través de los sentidos, que ejercen un proceso de filtrado con múltiples niveles y que, principalmente, sólo dejan pasar aquellos estímulos relacionados con la supervivencia y a los que solemos prestar mayor atención. A partir de esa información ya filtrada procedemos a elaborar, a consensuar un concepto de realidad estable. Para que tenga sentido esta información, que se origina del aparente e incomprensible caos y del abrumador exceso perceptivo, nuestros órganos de los sentidos captan tan solo la parte de la información que el encéfalo puede modificar y clasificar con facilidad. Este conjunto de inputs, de datos sensoriales, se coteja con la memoria de experiencias anteriores y con las expectativas futuras hasta que, finalmente, nuestro espectro de conciencia es construido como  «la mejor suposición» sobre la realidad.

 

LA DIVISIÓN DE LA REALIDAD

Esta realidad que interpretamos como la única posible se designa como el tonal en la filosofía tolteca descrita por Carlos Castaneda, mientras que la realidad no ordinaria, desconocida, se designa como el nagual. Para los brujos toltecas la conciencia en toda su plenitud abarcaría tanto el tonal como el nagual; y a medida que se expande nuestra conciencia hacia esa conciencia total, lo que se va revelando del nagual se va convirtiendo en lo conocido e incluso cotidiano: el nagual y el tonal pasan a unificarse en una conciencia superior. Debemos reparar constantemente en el hecho de que no percibimos todo cuanto nos rodea —ya sea en el campo visual, auditivo o a través de cualquiera del resto de sentidos de que disponemos— sino sólo una pequeña parte. Por lo tanto el nagual, como realidad no percibida habitualmente por los sentidos, nos resulta en principio inexistente por desconocido. Pero no sólo en la filosofía tolteca encontramos estas divisiones o niveles de la realidad. La mayoría de las culturas ancestrales, determinadas religiones y gran número de filosofías esotéricas afirman también que existen otros muchos niveles del mundo, intercomunicados y superpuestos al nuestro. También nos enseñan que dichos planos son accesibles, que podemos percibirlos con determinadas herramientas, en determinados contextos o recibiendo un entrenamiento adecuado. De hecho, para poder experimentar dichos planos tan sólo debemos modificar nuestro estado de conciencia habitual. Al cambiar nuestro estado de conciencia, como si del dial de una radio se tratase, podremos percibir otros niveles de la realidad que jamás hubiéramos sospechado que existían. Al modificar la conciencia podemos percibir niveles de la realidad que antes nos resultaban prácticamente invisibles.  

 

LA ILUSIÓN DE MAYA

Normalmente consideramos a los sentidos como nuestras  «ventanas» al mundo pero, aunque resulte válida, esta concepción no es del todo cierta, teniendo en cuenta que una de las funciones principales de los sistemas sensoriales consiste precisamente en descartar la información considerada inútil e irrelevante para la supervivencia; por lo tanto, sería más exacto denominar a los sentidos como las  «ventanas con persianas» o  «válvulas graduables» que se encargan de protegernos de la abrumadora masa de estímulos que no son prácticos para la vida diaria. La filosofía hindú designa con el término maya a la ilusión de creer que el mundo es tal como lo percibimos, ilusión en la que vivimos en vez de comprender que aquello que tomamos por realidad tan sólo son conceptos creados por nuestra mente discursiva, que moldean y dan forma a la realidad que percibimos. El Sâmkhya-Yoga considera la liberación de maya como un «despertar». El ser despierto por excelencia, el Buda, posee la conciencia absoluta: aquel que ha alcanzado la iluminación. Cuando la conciencia abarca toda su totalidad se vuelve consciente del lado oculto del Ser y, por lo tanto, al poder «verlo», éste se considera «iluminado». Es el estado de iluminación o estado de budeidad, considerado en el budismo como un logro a ser alcanzado por cualquier persona que quiera evolucionar. El hinduismo sostiene así que todas las formas y estructuras que nos rodean son creadas por la mente humana bajo el hechizo de maya, y considera que conceder un significado veraz a estas percepciones es una ilusión o espejismo. Esta ilusión se conoce como avidya —ignorancia,— y se considera un estado mental de ceguera o confusión que se debe superar. A causa de esta ignorancia dividimos el mundo en parcelas individuales y separadas, intentando confinar de este modo el fluir de la realidad en categorías fijas o determinadas, creadas por la mente racional. Mantenemos nuestro concepto del «yo» como algo separado de los demás y de todo cuanto nos rodea; y desde este «yo» cada sujeto se considera a sí mismo como individuo único y diferente del resto, teniendo las “ventanas” prácticamente cerradas ante la verdadera realidad.

JOSÉ LUIS LÓPEZ DELGADO

 

LIBROS PARA PSICONAUTAS

El camino del psiconauta - Stanislav Grof

Libro: El camino del psiconauta [vol. 1]: La enciclopedia del viaje interior
Autor: Stanislav Grof

Precio: 23,75 €

Guía del explorador psicodélico

Libro: Guía del explorador psicodélico. Cómo realizar viajes sagrados de modo seguro y terapéutico
Autor: James Fadiman

Precio: 18,90 €

 

 

PLANTAS MAESTRAS. Guía de uso de enteógenos

Libro: PLANTAS MAESTRAS: Guía de uso de enteógenos
Autor: José Luis López Delgado

Precio: 12,99 €